Ya no recuerdo cuando fue la última vez que escribí en este Blog.
Estos últimos meses han pasado bastante rápido, han sido una mezcla de complejidad y locura. Fiestas y más fiestas, gente y más gente, discusiones y más discusiones; todo para llegar aquí de nuevo, al mismo lugar donde comencé.
No se ha roto nada en mí, no he cambiado mi perspectiva de las cosas, aunque siento verlo ahora todo un poco más claro que antes. La sensación que se apoderaba de mí día tras día ha desaparecido, o mejor dicho, ha sido sustituida por una sensación de querer abarcar todo lo que me rodea en el mínimo de tiempo posible.
No es fácil de definir, y menos para mí.
Ya sé que escribo poco en este blog, y que lo más extenso me lo guardo para mi privacidad, sí, cierto, pero ahora la cosa ha cambiado. Desde los 13 escribo tonterías, así que al menos con la tecnológía puedo compartirlas. Iba a eliminar el blog, pero al final he optado por seguir subiendo imágenes y palabras a este íntimo rincón al que solo unas cuatro o cinco personas tienen acceso.
Dejo ya la palabrería barata para exclamar a los cuatro vientos: