domingo, 20 de noviembre de 2011

La capacidad reside en la inocencia de un pluma.

En sus artículos profesionales, un científico no puede confesar sus emociones, ni soltarse con simples intuiciones, ni limitarse a especular, soñar, sugerir, opinar… El científico tiene esa servidumbre; el escritor, no”. 

Arthur C. Clarke