Aquí sentada en la puerta, sigo mirando a todos los lados del parque.
Enfrente de mí se ubica una fuente en la cual ya no sale ni un tímido chorro de agua, las gotas se han congelado a merced de la estación, se nota que ya el agua no gotea de las cañerias.
A mí alrededor oigo una serie de voces que discuten sobre temas sin importancia.
Enfrente de mí se ubica una fuente en la cual ya no sale ni un tímido chorro de agua, las gotas se han congelado a merced de la estación, se nota que ya el agua no gotea de las cañerias.
A mí alrededor oigo una serie de voces que discuten sobre temas sin importancia.
Los observo, miro, un intento fallido de escuchar, sé que para ellos lo que están contando es la más que interesante, puede que si me entrometiera para mí también lo sería, pero no tengo ganas de meterme de por medio.
Mientras ellos siguen conversando caigo pensando, voy inmiscuyéndome profundamente en el trascurso de las horas y como quien no quiere la cosa me voy durmiendo en la levedad de la tarde.
Finalmente cierro los ojos después de leer algunos poemas que han disimulado las horas de espera, aquellos perdidos momentos en el tiempo, que ya jamás podrán regresar. Mira que cuando somos jovencitos tenemos vanidad, la vanidad de publicar nuestras tonterías infantiles en un blog jajajaja.
Raro en mí, raro es que escriba poema.
Pasos, inciertos
anuncian venganza
jóvenes sin gargantas
escupen sangre marchita
Se hielan las lágrimas
en nuestros veranos
Y sin darnos cuenta
el caminante no ve ya el camino
ni hay camino al andar
Al correr, las sombras
parecen fuentes
por más que sufren sus gotas
caen al mismo mar
La vida nos mira
ante sus hijos
se curva, se ríe
se va.