sábado, 2 de octubre de 2010

Un día CASI rendondo

"Un par de bicicletas viejas en un trastero y unas cuentas chuletas de cordero pueden aportar a máxima felicidad"

Sábado, día de descanso, de fiesta, de alegría, de compras para la semana entrante y de plena dedicación en los Carrefours y  "El Corte Inglés" de todas las ciudades.

Sábado, día lleno de gente viciada al café de por la tarde, al alcohol en bares nocturnos, plazas donde la razón no habita y rincones donde los murmullos entre dos personas son inexistentes.

Yo opté por pasar de todas esas gilipolleces mundanas del siglo XX1 que he nombrado antes, por ello me marqué una pedazo de barbacoa con algunos amigos míos. 

La comida fue en casa de Irene, la cual posee una pequeña casita de campo, cercana a un pueblo de mi ciudad. La casa se encuentra acorralada por un pequeño jardín lleno de cesped, en él, hay numerosos arbolitos de todo tipo, desde captus repletos de pinchas gigantes, hasta perfumados jazmines. Un hogar no muy grande pero con bastante terreno para plantar cualquier especie de vegetal. Las escaleritas dan acceso a una pequeña terracit, donde se puede observar con detenimiento y mucha paciencia todas y cada una de las casitas que rodean la finca. Las vistas eran relmente cojonudas, a lo lejos divisaba el pueblo, y si mirabas a los lados podías ver toda la vegetación. Era una jodida pasada.

La comida fue un poquito mediocre (por mi parte) ODIO LA CARNE, por ello lo único que probé fue la ensalada y el jamón serrano, acompañados con algunos trozos de pan recién comprados del Mercadona.  Al menos la parte más admirable no fue la comilona. 

A las cinco de la tarde el padre de Irene se encaminó hacia el trastero para sacar algunas bicicletas antiguas, entre ellas se encontraba la que utilizaba Irene cuando era una enana. 

Se ve que todas las feminas allí presentes tuvimos envidia del chiquitín de la casa (hermanito de una de mis amigas) y deseamos montar en bicicleta, incluso propusimos un plan para el próximo domingo. 

Resulta irónico, pero el día de ayer transcurrió rápidamente, las horas se escurrieron del reloj tan velozmente que no percaté la rapidez.



La tarde de hoy no la relato, que si no estropeo el post...