martes, 14 de diciembre de 2010

Hermosas melodías reverberando en el espacio

"Sin música la vida sería un error"
 Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.

Hoy me conecto a Internet, y una de las primeras cosas que hago es encender el Soptify, cuando tengo ya la pantallita delante de mis narices rebusco entre las millones y millones de melodías que hay en este pequeño gran rincón de la Red, hasta que me topo con una vieja conocida, una melodía estremecedora, aquella que en un pasado hizo que mis ojos tuvieran el mismo color que la lluvia en otoño, unas notas delicadas y dulces que acompañaron mis ratos tristes en un pasado no muy lejano.
 Un adagio.

 Le presto atención a la música mientras que caigo en la cuenta. "El humano sabe hacer cosas buenas, menos mal"

Hablaré un poco del autor de este hermoso adagio:

Tomaso Giovanni Albinoni era un músico nacido en Venecia en 8 de Junio de 1671. Fue estudiante de violín y canto, actividades a las se quiso dedicarse sin entrar a formar parte de una corte. Formó parte de los llamados dilettanti del siglo XVIII, antecesores del artista independiente que aparecería con el Romanticismo. De este modo, se dedicó a la composición tanto vocal como instrumental.
 

Sus obras vocales cayeron pronto en el olvido, al contrario que su obra instrumental, de la que Bach tomó algunos temas. También en 1694 publicó en Venecia, donde desarrolló su actividad musical, sus Doce sonatas y Sinfonías y conciertos (1700).

En 1704 aparecieron sus Seis sonatas de iglesia para violín y violoncelo, y entre 1707 y 1722 escribió treinta y seis conciertos, en ellos se adscribe a la tradición del concerto grosso que por los mismos años desarrolló Marcelo bajo la influencia de Corelli combinando con las innovaciones expresivas de Vivaldi.


 


Mucho tiempo después, nació Remo Giazotto, un musicólogo que decidió hacer una investigación, supongo que doctoral, sobre el compositor Tomaso Albinoni, que no era muy conocido y del que aún no se habían perdido todos los documentos en el bombardeo. Hizo la catalogación de la obra del compositor, y escribió su biografía. La biblioteca fue reducida a escombros, y a Giazotto se le fue todo el trabajo al garete. Pero entonces dijo que en el último momento había encontrado una partitura, que valerosamente había rescatado de los escombros y que era un pieza que él había encontrado, pero que era de Albinoni. 

Éste dicen algunos que es el famoso Adagio en Solm.