Enfermedad. Primera Parte x)
Desde el segundo balcón empezando a contar por
la izquierda, igual que el día anterior, caía el agua retenida por la
lluvia.
¿Qué olores son estos?¿En qué lugar
nos encontramos? Se ve que a mi querido Ismael le gusta bastante la
ciudad. ¿Por qué demonios se encabota en visitar estas
estrepitosas calles llenas de tráfico? ¡A menudo lugar me has
llevado!
Pero Isamel, si en estas calles no hay
silencio, ni pajaritos cantando alegremente, ni olor a hierba ¿Y te
gusta? Ah, ya sé porque te gusta tanto, a ti el silencio te aburre,
las canciones de los pajaritos te taladran los oídos y el olor a
hierba te nubla la visión. En este espacio no hay absolutamente nada
que sea digno de contemplar con paciencia. Todo va tan rápido que
desaparece tan pronto que da igual cerrar los ojos y caminar
escuchando los pitos y los gritos de la gente. A ti te gusta la
multitud, no te gusta el campo, ya entiendo. Por eso estamos aquí,
te ves protegido por tantas personas, tantas caras que piensan de
manera diferente a ti, es eso. ¡Si me lo hubieras dicho antes habría
venido más preparada! Unas botas altas, una gabardina negra, alguna
que otra bufanda, pero no ¡Se te ocurre dormirte ahora! Vaya locuras
que se te pasan por esa mente tan vacía que tienes.
¿Pero dónde quedan los montes? Anda,
dime, ¿y las montañitas esas que a veces se ven a lo lejos? Anda,
ya podrías haber tenido un sueño más subido de tono o más
tranquilo ¿pero esto? Es tan impropio de ti Ismael, tan vulgar.
Entre todas estas caritas yo me siento tan pequeña y solitaria
que...¡Mira Ismel, no me gusta! ¿Por qué no te has cogido otra
optativa? Si hubiéramos sabido que te ibas a dormir en las clases de
historia del arte te habría aconsejado que eligieras la de francés
o geografía, aunque bueno, allí daba Rosas y Rosas tiene una fama
de infumable...
Pero ¿por qué te empeñas en llevarme
a un lugar dónde es tan fácil perder la vida? Mira todos esos
coches...¡¿Pero, cómo vamos a poder pasear media horita sin miedo
a que nos arrastren o nos dejen sordos?! O...una enfermedad, eso es.
¡Podemos coger una infección con tanta suciedad, este humo no es
normal, lo estoy notando eh... ¿Ismael? ¿Ismael? ¿Qué haces? Deja
embobarte con esa pelirroja, que mal gusto tienes a veces, pero si es
una enana, en serio eh, no has aprendido nada de mí.
En Abril todo esto habría resultado
más acogedor, pero no, se te ha metido en la cabeza soñar con este
pedazo de paisaje en el mes de Noviembre, mira que eres triste, un
mes tan sumamente melancólico y angustioso, si al menos hubiera una
feria cerca pues nos compraríamos un algodón de azucar y
esperaríamos a que anocheciese para disfruar de las luces de las
callejuelas, pero que no se hiciera muy tarde, mirame, voy con una
chaquetita de lana fina mientras que tú estás tan bien equipado que
hasta me dan ganas de marcharme ¡Es que no piensas en mí! Menudo
egoísmo, todo eso es culpa de tu padre, sí, te lo ha pegado todo.
Eh ¡Mira que preciosidad!. ¡Ese niño,
si ese!... es tan nervioso, juega tanto con su amiguito que da
envidia verlo, pero claro, si lo pensamos más atentamente,
necesitaría bastantes días para recorrer andando estas calles, de
lado a lado. ¿Sabes? cuando llegamos me fijé en el lado derecho,
sí, sí, al final de la avenida, creo que no son unos quinientos
metros lo que hay de un lado a otro de tu sueño, es casi un
kilómetro.
Se ve que hoy te has explayado, como si
no te fuera a despertar María dentro de nada, con lo empollona que
es seguro que termina pegándote un codazo bien fuerte, bien sabías
antes de soñar que ella no iba a querer tener un dormilón a su
lado. ¡Haberlo pensado antes de imaginarte esta escena tan fea! No
das pie con bola. Claro, pensándolo así, ¿por qué no cogemos un
coche y nos alejamos? Bueno, claro, si llevaras dinero, es que ni
eso, ni en eso ya te molestas, mira que siempre te digo ¡En los
sueños se necesita más dinero que en la realidad! Pero tú ni
puñetero caso. tu ale, fiesta, todos felices, al final de tanto
juntarte con ese gamberro de Juan te está afectando al coco y a tu
compromiso con los sueños. Al menos llevabas la tarjeta del tranvía y pudimos montarnos, aunque no avancemos mucho y siempre pasemos por
los mismos lugares.