viernes, 23 de noviembre de 2012

V Y N: sí, en las clases de fonética.


Enfermedad. Primera Parte x)


Desde el segundo balcón empezando a contar por la izquierda, igual que el día anterior, caía el agua retenida por la lluvia.

¿Qué olores son estos?¿En qué lugar nos encontramos? Se ve que a mi querido Ismael le gusta bastante la ciudad. ¿Por qué demonios se encabota en visitar estas estrepitosas calles llenas de tráfico? ¡A menudo lugar me has llevado!

Pero Isamel, si en estas calles no hay silencio, ni pajaritos cantando alegremente, ni olor a hierba ¿Y te gusta? Ah, ya sé porque te gusta tanto, a ti el silencio te aburre, las canciones de los pajaritos te taladran los oídos y el olor a hierba te nubla la visión. En este espacio no hay absolutamente nada que sea digno de contemplar con paciencia. Todo va tan rápido que desaparece tan pronto que da igual cerrar los ojos y caminar escuchando los pitos y los gritos de la gente. A ti te gusta la multitud, no te gusta el campo, ya entiendo. Por eso estamos aquí, te ves protegido por tantas personas, tantas caras que piensan de manera diferente a ti, es eso. ¡Si me lo hubieras dicho antes habría venido más preparada! Unas botas altas, una gabardina negra, alguna que otra bufanda, pero no ¡Se te ocurre dormirte ahora! Vaya locuras que se te pasan por esa mente tan vacía que tienes.

¿Pero dónde quedan los montes? Anda, dime, ¿y las montañitas esas que a veces se ven a lo lejos? Anda, ya podrías haber tenido un sueño más subido de tono o más tranquilo ¿pero esto? Es tan impropio de ti Ismael, tan vulgar. Entre todas estas caritas yo me siento tan pequeña y solitaria que...¡Mira Ismel, no me gusta! ¿Por qué no te has cogido otra optativa? Si hubiéramos sabido que te ibas a dormir en las clases de historia del arte te habría aconsejado que eligieras la de francés o geografía, aunque bueno, allí daba Rosas y Rosas tiene una fama de infumable...

Pero ¿por qué te empeñas en llevarme a un lugar dónde es tan fácil perder la vida? Mira todos esos coches...¡¿Pero, cómo vamos a poder pasear media horita sin miedo a que nos arrastren o nos dejen sordos?! O...una enfermedad, eso es. ¡Podemos coger una infección con tanta suciedad, este humo no es normal, lo estoy notando eh... ¿Ismael? ¿Ismael? ¿Qué haces? Deja embobarte con esa pelirroja, que mal gusto tienes a veces, pero si es una enana, en serio eh, no has aprendido nada de mí.

En Abril todo esto habría resultado más acogedor, pero no, se te ha metido en la cabeza soñar con este pedazo de paisaje en el mes de Noviembre, mira que eres triste, un mes tan sumamente melancólico y angustioso, si al menos hubiera una feria cerca pues nos compraríamos un algodón de azucar y esperaríamos a que anocheciese para disfruar de las luces de las callejuelas, pero que no se hiciera muy tarde, mirame, voy con una chaquetita de lana fina mientras que tú estás tan bien equipado que hasta me dan ganas de marcharme ¡Es que no piensas en mí! Menudo egoísmo, todo eso es culpa de tu padre, sí, te lo ha pegado todo.

Eh ¡Mira que preciosidad!. ¡Ese niño, si ese!... es tan nervioso, juega tanto con su amiguito que da envidia verlo, pero claro, si lo pensamos más atentamente, necesitaría bastantes días para recorrer andando estas calles, de lado a lado. ¿Sabes? cuando llegamos me fijé en el lado derecho, sí, sí, al final de la avenida, creo que no son unos quinientos metros lo que hay de un lado a otro de tu sueño, es casi un kilómetro.

Se ve que hoy te has explayado, como si no te fuera a despertar María dentro de nada, con lo empollona que es seguro que termina pegándote un codazo bien fuerte, bien sabías antes de soñar que ella no iba a querer tener un dormilón a su lado. ¡Haberlo pensado antes de imaginarte esta escena tan fea! No das pie con bola. Claro, pensándolo así, ¿por qué no cogemos un coche y nos alejamos? Bueno, claro, si llevaras dinero, es que ni eso, ni en eso ya te molestas, mira que siempre te digo ¡En los sueños se necesita más dinero que en la realidad! Pero tú ni puñetero caso. tu ale, fiesta, todos felices, al final de tanto juntarte con ese gamberro de Juan te está afectando al coco y a tu compromiso con los sueños. Al menos llevabas la tarjeta del tranvía y pudimos montarnos, aunque no avancemos mucho y siempre pasemos por los mismos lugares.