“Pero no siempre los hombres sentados y pensativos son viejos y jubilados.
A veces son hombres relativamente jóvenes, individuos de treinta o cuarenta años. Y, cosa curiosa y digna de ser meditada (pensaba Bruno), resultaban más patéticos y desvalidos cuando más jóvenes son. Porque ¿qué puede haber de más pavoroso que un muchacho sentado y pensativo en un banco de plaza, agobiado por sus pensamientos, callado y ajeno al mundo que lo rodea?”
Sobre héroes y tumbas.
Ernesto Sabato