Ahora os entiendo, por fin.
Después de tanto tiempo sumida en mi propio laberinto interno saco a relucir un hilo de esperanza que me entrelaza con la supuesta realidad que vivo diariamente. El pozo parece que ya no está tan hondo como al principio, una pequeña luz se aprecia cuando diriges la cabeza hacia el cielo. Pero hay que ser sincera cuando se habla de estos temas, realmente no sé cual es la solución a todos los problemas que puedo llegar a creer que tengo, (que en realidad son nimiedades si lo comparamos con lo que está ocurriendo y ocurre en el mundo) no tengo ni la más mínima idea de por donde cogerlos, siento que soy una inútil intentando resquebrajarlos en pedazos hasta trasformarlos en cenizas, infinitos, invisibles. La intensa calma en la que está sumido mi cuerpo durante estas horas es inmensamente inalcanzable. Me sería imposible describir con palabras los momentos por los que estoy pasando ahora. Las frases no crean significado para lo que deseo explicar, chocan entre sí, no desencadenan las sensaciones que a mí me gustaría mostrar.
Por mi cabeza van rasgando mis pensamientos algunas pocas instantáneas, momentos pasados que difieren mucho del presente. Todo ello simula las hojas secas que van cayendo del árbol de mi memoria hasta estrellarse en el inquebrantable suelo de mi conciencia.
Quizás sea más exacto decir que casi todas las palabras que salen de mi boca no nacen en mi mente.
Cualquier persona que lea estas palabras podrá pensar que su significado es intrincado y poco estremecedor, lástima que yo no escriba para esas personas, que estas palabras sean únicamente para mí. Son sólo divagaciones de una adolescente inmadura que juega a ser escritora, o al menos pone su pie dentro del terreno de juego intentando disparar a la portería sin ni siquiera poder acertar ni un sólo penalti. Únicamente son ráfagas que se aparcan unos pocos minutos en los rincones más insólitos de mi mente dejando paso a las palabras.
No sé, vamos, como ya es de noche y estoy cansanda de mirar la luz de la pantalla, voy a dejar de complicar la existencia al lector con tanta pedantería y me dedicaré a ser clara y precisa.
Durante estos últimos días me he sentido una extraña.