Trozo de diario de Sofía Hueco:
La página de mi ordenador en blanco y tú sin mucho que escribir en ellas. Las postura adoptada es incorrecta y las voces que te susurraban extrañas melodías a tu alrededor hace tiempo que dejaron de decirte cosas coherentes.
Han muerto.
No intento buscar la aparición de una leve mueca en la comisura de los labios de alguna persona, el irascible agradecimiento.
No escribía.
Al menos hoy me han dado una grata alegría, sé que una gran personita entra a este destartalado blog desde la cálida habitación de su casa, a casi unos 400 km de distancia. Será por eso que he elegido aprovechar las tres de la noche del viernes 10 de diciembre para colocarme ante el teclado y expresar mi irónica opinión ante todo.
Se podría decir que una masa inválida me está sepultando, no me deja respirar y al mismo tiempo me aprisiona la imagen de una imagen perfecta e inacabada en mi cabeza. Ya no sé si los sentimientos de mi cuerpo son sentimientos o solamente son reflejos.
Continuamente me atacan dolores de cabeza, dejándome completamente inquieta durante noches. Dolores que le prohíben la entrada al deliciososueño. Se me acorralan tumultuosamente las palabras, para que así no tengan la completa libertad para fluir tranquilamente con la ayuda de mis manos.
La sensación de agobio mezclada con una suculenta dosis de indiferencia que se apalanca en lo más profundo del estómago. No se despega por más que yo intente arrancarla.
Ya no pronuncio las mimas palabras con la alegría de antes, ahora pienso mil veces en lo que voy a decir y termino por no decirlo. Es incluso gracioso encontrarte en la situación de apatía e intentar disimular destellos de interés ante las acciones cotidianas que a todos se nos presentan a diario. No sé en qué mundo me encuentro y tampoco ubico el lugar exacto de mi mente.
Todo se disipa y se entremezcla para finalmente desembocar en el vacío. Seguir abriendo los ojos cada mañana me sigue pareciendo un misterio, pero cada vez un misterio menor.
Ya no significa que tú no estés o que no esté ella. Ya no tiene nada que ver la relación que mantenga con personas de mi círculo. Ya no es necesaria la llamada o el respiro que te da la sensación de “buenas noches”.
Es gracioso mantener una conversación teniendo el concepto de tiempo tan arraigado en la cabeza, me hace vomitar miradas, emociones, gestos, impulsos e incluso sonrisas.
No es una situación buena, pero no es peor que la de otros. La mía es tan mala como la tuya, sólo que tú todavía no te has dado cuenta (la protagonista me da angustia xD)
Vivir es perder recelosamente el tiempo, solo que cada uno lo malgasta a su manera.
Las tres de la noche dan para mucho podría seguir desordenando ideas. (¡Pero si tú no tienes, pava!)
Si supiera ordenar (jajajajajaja)
Si supiera hacer crecer mis valores
sé que todo esto sería más fácil.